Graduado como arquitecto en la Escuela de Madrid en 1950 y asociado con su compañero de clase y amigo de toda la vida Rafael de La-Hoz, José María García de Paredes decidió, pese a su éxito temprano, solicitar una beca en la Real Academia de España en Roma, con objeto de reflexionar sobre la posición de los arquitectos de su época respecto a la modernización de su país tras la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. En España, se daba entonces una situación paralela a la de Italia, que estaba asimismo intentando superar las consecuencias desastrosas de la guerra.
Los trabajos iniciales de García de Paredes evidencian que tanto él como sus colegas estaban muy influidos por la cultura de la arquitectura y el diseño industrial que encarnaba el Milán de posguerra, y en especial Gio Ponti, que era todo a la vez: un gran diseñador, un teórico de la cultura y un publicista que sabía llegar al público general. También estuvieron influidos por los discursos, igualmente importantes, de Ernesto Nathan Rogers y Bruno Zevi...[+]