El 4 de septiembre de 1997, Aldo Rossi murió en Milán tras un accidente de tráfico. Tenía 66 años y estaba en la cumbre de su carrera: había recibido el Premio Pritzker en 1990 y tenía obras en marcha por todo el mundo y algunos encargos importantes en el tintero. Durante este momento álgido había empezado a escribir secretamente su autobiografía —publicada en inglés antes que en italiano bajo el título Scientific Autobiography—, que comenzaba diciendo: «Alrededor de 1960 escribí La arquitectura de la ciudad, un libro afortunado. No tenía aún treinta años, pero quería escribir un libro definitivo: me parecía que, una vez aclarado, todo iba a quedar definido».
Pero lo que parecía darse por hecho resultó ser, en realidad, una tarea ardua que acabaría convirtiéndose en el laberinto que todavía envuelve su figura, casi legendaria, hasta el punto de empañar su historia y relegar su recuerdo a algún punto del pasado remoto...[+]