Opinión 

A Borromini

Óscar Martínez   /  Fuente:  El País
26/08/2021


Iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane en Roma, de Francesco Borromini

No pasó demasiado tiempo tras vuestra muerte para que os convirtierais en inmortal. La estima hacia vuestros edificios creció imparable.

Estimado Francesco, os escribo desde un presente que es vuestro futuro jamás vivido. Con la admiración que os profeso, he de deciros que tengo una mala y una buena noticia que comunicaros, pues no estoy seguro de que allá donde os encontréis podáis conocer cómo es este mundo de comienzos del siglo XXI. La misma Roma en la que vivisteis ha cambiado de manera extraordinaria. Ya no es la capital del arte que servía de faro para todo tipo de artistas, pero sigue siendo un auténtico imán para millones de viajeros. Entre sus calles os descubrí hace 20 años y a ellas intentaré volver lo antes posible para reencontrarme con vuestras obras.

Si no os importa, comienzo por la mala noticia. He de deciros que pecasteis de impaciente. Sé bien que en aquel infernal agosto de 1667 pensasteis que toda esperanza estaba perdida y que la única salida era avanzar hacia la oscuridad y la muerte, pero creo que os equivocasteis. No erais ya joven, pero estoy seguro de que todavía podíais haber vivido algún año más para regalarnos alguna de vuestras emocionantes construcciones. Soy consciente de que la fama de vuestro antagonista Bernini os llegaba a corroer, con tantos encargos monumentales que todavía marcan la geografía de Roma. Eran años de cardenales rendidos a sus pies y papas comiendo de su mano, pero todo ello no debió ser motivo para clavaros aquella espada...

El País: A Borromini


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