(1902-1998)

En 1957, Lucio Costa ganó el concurso del plan piloto de Brasilia con un croquis en el que la nueva capital adoptaba la forma de un pájaro. A partir de esos trazos se materializó la utopía urbana del Movimiento Moderno, a cuyo arraigo en América Latina tanto contribuyó Costa. Nacido y educado en Francia, se instaló en Brasil a mediados de los años veinte, dedicando sus esfuerzos a difundir la nueva arquitectura europea, encarnada para él en la figura de Le Corbusier, a quien invitaría a participar en el proyecto del Ministerio de Educación en Río de Janeiro (1936-1943).Bajo su tutela despuntaron los talentos de Roberto Burle Marx, cuyos estudios orientó, y de Óscar Niemeyer, cuya colaboración requirió para el diseño del Pabellón de Brasil en la Feria de Nueva York de 1939, a través del cual se proyectó internacionalmente la imagen de la modernidad brasileña. Costa murió la madrugada del 13 de junio; de su personalidad generosa y tenaz, y de su dedicación abnegada a la causa de la arquitectura queda constancia en las memorias que publicó bajo el título Registro de una vivencia, donde efectivamente quedan registrados muchos episodios emocionantes de la aventura moderna. 


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