Durante la última década, Juan Carlos Sancho y Sol Madridejos han materializado un volumen de obra construida que empieza a frecuentar las publicaciones especializadas. La editorial Rueda, que el año pasado comenzó a publicar monografías sobre arquitectos en activo, les dedica ahora la segunda entrega de esta colección: un volumen que deja atisbar la pugna del estudio madrileño por superar los prismas herméticos y abstractos de sus inicios y adentrarse en territorios de una mayor complejidad geométrica. Con la caja como tema— la caja compacta perforada por vacíos asociados a mecanismos de manipulación de la luz—, cada nuevo encargo se contempla como una oportunidad para poner a prueba variaciones puntuales de este tema central. Si en las primeras obras el interior concentra toda la sorpresa lumínica y espacial, en ensayos sucesivos esta tensión se apodera paulatinamente del propio límite, en un proceso en el que el sólido pesado de partida pasa a ser un vacío encerrado por planos que tensan recorridos y cualifican la luz. Este itinerario profesional que parte de los prismas utilitarios proyectados para alojar tres polideportivos tiene su punto de inflexión en la capilla de Valleacerón, que ha incorporado el pliegue como argumento plástico y espacial a su producción más reciente; dicho recurso no es propio ni nuevo, pero parece haber abierto en sus manos una rica vía formal que promete dar aún sus mejores frutos.