Ejercer la arquitectura implicar tomar decisiones. Las arquitectas inevitablemente establecen prioridades respecto a lo que es fijo o móvil, cerrado o abierto, transparente u opaco, así como respecto a las estructuras, geometrías y colores que acabarán integrándose en la vida cotidiana. El ejercicio de la arquitectura podría ser por tanto descrito como ‘micropolítico’: se ocupa de la exploración creativa en torno a los posibles modos de configurar y usar un determinado espacio.
Los filósofos Deleuze y Guattari sostenían que macropolítica y micropolítica están entrelazadas. La macropolítica comprende las ideas fijas y las líneas de segmentación que subyacen a dicotomías como hombre y mujer, rico y pobre, o joven y anciano; mientras que la micropolítica se relaciona con líneas más flexibles que operan a nivel ‘molecular’, de acuerdo con los llamados ‘flujos de deseo caóticos’, como el agua o el capital, que provocan que la segmentación rígida se rompa. Macro y micropolítica están interconectadas, y el potencial de la micropolítica reside en identificar y promover las tendencias que eluden las divisiones estáticas y las concepciones binarias...[+]