Aldo van Eyck
Driebergen, 1918- Amsterdam, 1999
Ciertamente la historia del Capitán Marvel tiene un momento cumbre, que separa un antes y un después, que no existe en la de Supermán ni en la de Tarzán. Es ese momento en que el pequeño Memo Batson pronuncia por primera vez el nombre del mago, la palabra conjuro que lo transforma en Marvel, la Maravilla. Había sido atraído por el viejo Shazam a través del túnel del metro al templo subterráneo, donde se cumple su destino y de paso el del anciano, porque el mismo rayo sideral que convierte a Memo en Marvel precipita sobre el sabio un cubo de piedra que lo aniquila. Sacrificio, renacimiento, pasado y futuro, metanoia y apocalipsis todo en uno. Después, ya se sabe, acaban reflotando la Atlántida.
Ese momento cumbre del rayo es el elegido para la viñeta. Aldo van Eyck, el viejo racionalista, oficia de Shazam, el anciano conjurador del mal que tiene presos en la cueva a los espíritus posmodernos, en vez de los pecados capitales, y que muestra al flamante Capitán Marvel el contenido de la clave Shazam. En el acróstico los originales Sansón, Hércules, Atlas, Zeus, etcétera han sido sustituídos por los preceptos de la modernidad tan caros al arquitecto holandés y a sus colegas del Team X. Zoning por Zeus, y así todos.
También la oscura cueva, templo del rito iniciático, ha sido sustituída para la ocasión por una iglesia del Van Eyck maduro. Porque en general, su obra no contiene espacios oscuros, sino más bien todo lo contrario, de modo que para instalar el trono de piedra de Shazam hubo que arreglarse con la iglesia de La Haya, que es un interior bastante crudo. Entre sus lucernarios redondos podía contener perfectamente el cubo de piedra que hace de espada de Damocles. Es una pena que no salga a escena el Doctor Sivana; Philip Johnson hubiera hecho el papel del científico malvado de maravilla, pero en la obra original entra después de este acto. La pregunta que queda como acertijo para el lector es: ¿quién será Marvel antes del rayo, a quién le corresponde el papel de Memo Batson, el joven periodista, puro como Tintín? ¿quién es el valiente americano que recogerá el legado de Van Eyck de combatir los males posmodernos y la vanidad finisecular? ¿será Tom Wolfe?.