Situado justo en el límite de la ciudad, el conjunto de seis bloques se enfrenta por un lado al campo abierto, a la trama urbana por otro y por un tercero a las transitadas vías del ferrocarril. El esquema existente —una serie de edificios dispuestos simétricamente sobre un eje y desconectados del entorno— debía mantenerse, por lo que el proyecto trata básicamente de diluir y reorganizar el plan original, estableciendo la banda central abierta como un ‘condensador social’, un área ajardinada con montañas artificiales que actúan como muros de separación entre los distintos grupos de usuarios. Los alzados presentan perfiles diferentes y reconocibles, con el fin de evitar que su imagen se funda dando lugar a una lectura volumétrica unitaria.

Cada uno de los bloques alberga trece apartamentos de dimensiones reducidas, cuyos balcones confieren un cierto carácter ‘abierto’ a las viviendas. Suspendidos de cables metálicos, su imagen industrial evoca la temática ferroviaria, como lo hace el color rojo óxido de los paneles de fibrocemento que cubren las fachadas. Las enormes placas de anclaje de los paneles —discos de aluminio de ocho centímetros de diámetro— hacen que la primera percepción de los volúmenes de los edificios sea la de la piel de puntos plateados que los envuelve... [+]