El barrio de viviendas sociales de Poljane está situado en un congestionado nudo de tráfico a las afueras de Maribor, una localidad cercana a la frontera austriaca que, con algo más de 125.000 habitantes, es hoy la segunda ciudad de Eslovenia, tras la capital, Liubliana.

El edificio está formado por cuatro piezas —dos bloques horizontales y dos torres—, en las que se agrupan las 130 viviendas que forman el programa. Como el planeamiento urbanístico aprobado para desarrollar las parcelas de este nuevo crecimiento era muy rígido —y debía ser atendido con exactitud—, la estrategia del proyecto en relación con su entorno fue intentar recuperar el espacio público perdido por la ocupación en planta, mediante una serie de áreas comunes que se distribuyen por el interior del edificio, de tal manera que el volumen riguroso y compacto queda horadado por grandes vacíos que atienden usos comunitarios, haciendo las veces de ‘habitaciones’ públicas al aire libre que pueden albergar una zona de juegos infantiles o, simplemente, una terraza al aire libre o un solárium, pues están orientados hacia el sur.

Estos espacios públicos abiertos sirven a las viviendas distribuidas en dos hileras paralelas a cada una de las dos fachadas y separadas entre sí por un corredor de comunicación que también se dispone en paralelo a la alineación principal y en cuyos extremos opuestos se sitúan los ascensores.

El esquema tipológico de las viviendas es sencillo: mientras que las zonas vivideras (salas de estar, dormitorios) ocupan la franja más cercana a la fachada, las zonas húmedas y de servicio (aseos, cocinas) se disponen en el área menos iluminada, volcándose directamente al corredor interior. Esta disposición estandarizada se quiebra y a la vez se cualifica merced a una serie de balcones —uno por vivienda— revestidos con lamas de colores, que se proyectan más allá de la línea de fachada, ocupando posiciones diferentes de tal manera que cada vivienda puede singularizarse gracias a ellos. Los balcones, además, dotan a la envolvente de una suerte de sentido dinámico.

La sección del edificio se manifiesta con sinceridad en la fachada. Desde el punto de vista estético, la composición de esta surge del diálogo entre las franjas horizontales que denotan la posición del canto del forjado, y las líneas verticales onduladas que forman el ornamento de los paneles prefabricados de hormigón con los que se revisten las viviendas. Tales acabados —chapa perforada o lisa, paneles de hormigón— aluden al carácter industrial del entorno del edificio.