Asplund concibió la ampliación del Ayuntamiento de Gotemburgo como parte de un todo orgánico, que fundía la vieja sede levantada en el siglo xvii con el nuevo edificio construido en 1936. Esta ha sido también la idea rectora del proyecto de restauración del conjunto, donde la obligación de respetar la arquitectura original se ha complementado con la vocación de entender las intenciones originales del proyecto para hacer frente a la exigencia de dotar al edificio con instalaciones eficientes y de renovarlo para dar respuesta a las normativas de seguridad, especialmente las de evacuación en caso de incendios.

El proceso ha comenzado con las fachadas, cuyo revoco se ha repintado en los tonos cálidos concebidos por Asplund para dar continuidad visual a la parte barroca y a la moderna. Por otra parte, las carpinterías de madera, barnizadas y repintadas, se han dotado con una nueva hoja interior de vidrio, que mejora sus prestaciones en términos de eficiencia energética y seguridad.

Pero la intervención más importante ha consistido en el acristalamiento de dieciséis tramos de bóveda del patio por motivos de seguridad y evacuación, para el que se han utilizado perfiles latonados con acabado en bruto y despieces que se inspiran en los materiales y la geometría de la galería acristalada superior proyectada por Asplund.

Relativamente bien conservados, los interiores han sufrido intervenciones menores que han buscado restablecer la imagen del edificio de Asplund, y que han consistido, sobre todo, en la recuperación de los tonos originales de los revocos, los paramentos de la caja de escaleras, así como de los característicos empanelados de madera que cubren el vestíbulo y los pasillos, que en algunos casos se han pulido para eliminar el oscurecimiento debido a la suciedad por el roce o la impregnación de humo.