Si en la sorprendente Biblioteca de Alejandría Snøhetta probó que las cubiertas pueden devenir fachadas, en la simbólica Ópera de Oslo demostró que también pueden convertirse en plazas, y casi más de un cuarto de siglo después los ecos de ambas todavía reverberan en la singular propuesta de Shanghái. En este tiempo el estudio noruego se ha convertido en una oficina internacional con sedes distribuidas por todo el globo, y ha hecho de la libertad formal y la indefinición lingüística su peculiar seña de identidad. La continua voluntad de reinventarse les permite atender eficazmente a cada contexto y proponer soluciones particulares en cada obra. Así, para este nuevo ejercicio escénico —desarrollado con ECADI, Theatre Projects y Nagata Acoustics— se inspiran por el dinamismo de la danza para levantar un edificio en forma de abanico, que se convertirá en una pieza clave del desarrollo de Houtan y en uno de los principales hitos culturales del País del Centro...[+]