El proyecto está basado en la optimización del espacio en un local comercial de 50 metros cuadrados, para acoger diferentes usos simultáneos. Durante el proceso constructivo, aparecieron dos pilares metálicos, ocultos en un tabique, que no tenían continuidad respecto a las plantas superiores y soportaban una mala ejecución. Por ello, se decide sanear la estructura con una solución de limpieza técnica para obtener un espacio diáfano, dejando a la vista una nueva viga.

Se recuperan elementos que aparecieron tras la demolición, como unas molduras de escayola ocultas por el falso techo existente y un suelo de terrazo, así como la altura libre del local perteneciente a un edificio de 1940. De esta manera, se reciclan y reutilizan elementos existentes olvidados, devolviendo la esencia que había perdido el espacio. Se integran estas piezas originales de mediados del siglo XX en diálogo con nuevos elementos del proyecto en clave contemporánea. Todo ello dentro de una composición que integra el uso del color corporativo de forma puntual en elementos del proyecto para unificar el lenguaje de la propuesta.