La propuesta es el resultado de una sustracción escultórica, a través de una serie de cortes en hormigón blanco que permiten la entrada de luz, a un volumen simple inicial de piedra roja de Agra definido por los límites de la parcela.

Una de las oquedades, con forma de cuenco, recoge el agua de las lluvias monzónicas y las conduce a una piscina central ortogonal localizada entre el antiguo museo y la ampliación del mismo, dando lugar a una plaza cultural ajardinada.