En la periferia de Colonia, el centro parroquial comprende una iglesia, un oratorio privado y un columbario que se disponen en torno a una pequeña plaza sombreada por grandes árboles plantados en semicírculo. Un pequeño y escultórico campanario marca el acceso al conjunto desde la calle, introduciendo al visitante en la plaza, que hace las veces de vestíbulo vegetal que enmarca la ascética entrada a la iglesia: un sereno volumen prismático revestido —como el resto de construcciones que forman el conjunto— con planchas de madera ornamentadas con motivos diagonales. El nártex da paso a la nave de la iglesia, cuya ordenación en tres partes resuena con el esquema tripartito de las viejas plantas basilicales, si bien en este caso los dos cuerpos laterales son espacios flexibles que contienen una sacristía, salas comunitarias, un espacio para música y una cocina. La nave central es un salón diáfano definido por un armazón continuo de costillas de madera que forman una rítmica secuencia visual. Todo el protagonismo lo asume el altar, que es un plinto austero cuya desnudez típicamente luterana solo matizan los colores del hastial interior. Este funciona como una especie de retablo minimalista dibujado por la luz natural que, incidiendo desde un lucernario, baña el altar con un ascético pero poético nimbo...[+][+]