Hay encargos de arquitectura que son verdaderos regalos envenenados. Y así debió ser el que ahora tratamos: gimnasio y polideportivo superpuestos, albarda sobre albarda, en las proximidades del Palacio de Charlottenburg y con las exigencias del respeto ambiental al estilo de la zona, con lo que de mimético tienen los criterios estilísticos de los funcionarios municipales. Berlín 1988 en plena feria de vanidades. Todos los grandes espacios, gimnasio y polideportivo, obviamente deben aparecer libres de soportes verticales, e incluso el aparcamiento debe permanecer lo más exento posible...[+]