Fundación Caixa Galicia, La Coruña

Fundación Caixa Galicia, La Coruña


La  fundación se alza en el último solar todavía disponible dentro del apretado trazado urbano del casco histórico de La Coruña. La nueva pieza completa un hueco en una calle macizada con esas fachadas recorridas por viejas galerías de vidrio que se han convertido en elementos emblemáticos de la ciudad.

Con la estética de una ola de vidrio y mármol, la nueva fundación concilia tradición y vanguardia por medio de la reinterpretación futurista de las galerías de vidrio que caracterizan el casco histórico de la ciudad.

 El proyecto pretende establecer un diálogo entre tradición y vanguardia, que sea sensible al entorno existente y se adapte a la normativa del lugar. El objetivo es dibujar una transición entre los altos edificios del puerto y las casas de baja altura ubicadas en la parte posterior del solar. Para ello se traza una envolvente que en sección posee una directriz con forma de parábola inclinada, cuyo vértice sobresale de la línea de fachada antes de caer abruptamente hacia el suelo con una inclinación inversa, retranqueándose y perdiéndose por debajo de la cota de la planta baja. Este potente gesto evoca una ola en el instante previo a deshacerse en espuma. 

Una pantalla transparente para proyección holográfica se suspende de lado a lado del frente principal, paralela a la calle, ayudando a reconciliar el alzado inclinado con el plano continuo de los inmuebles adyacentes.

El edificio, inclinado más de once grados, cuenta con diez plantas, cuatro de ellas bajo rasante. Estas últimas gozan de luz natural gracias a un foso, orientado a sureste, que se sitúa por debajo de la pasarela de acceso.

La parte expositiva del programa se ha descrito como un edificio de contradicciones: ya abierto, ya cerrado, ya conectado, ya dividido y articulado, muy público pero con espacios privados cuidadosamente recluidos. El culpable de estas tensiones es el atrio que se extiende a lo largo de la parcela y se desarrolla en toda la altura del edificio, asumiendo la función de núcleo de comunicaciones y concentrando las circulaciones. 

En su centro destaca una escalera que, inspirada en una peladura de manzana, recibe un tratamiento escultórico. Este atrio completamente acristalado corta física y visualmente el volumen, permitiendo que la luz diurna fluya a lo largo del eje vertical al tiempo que segrega el programa administrativo del museístico.

Pensado como una calle que comunica la entrada principal y la posterior, el atrio, en el que se aloja la escultórica escalera, secciona el edificio en toda su altura separando el programa expositivo del administrativo. 

La fachada principal se reviste con un cerramiento formado por dos vidrios con una fina lámina intermedia de mármol; se configura de este modo una piel translúcida que permite gozar de luz natural tamizada durante el día y convertir el edificio en un sugerente faro por la noche. El alzado posterior se recubre con paneles compuestos por vidrio, mármol y panel de nido de abeja de aluminio.

 El granito del zócalo que rodea las plantas enterradas también se utiliza en el suelo del nivel del acceso, como eco del pavimento exterior y para potenciar así la relación con la calle. Los materiales de acabado interior incluyen mármol, madera de arce y de cerezo, cuero blanco y enlucidos de yeso..


Cliente Client

Caixa Galicia

Arquitectos Architects

Nicholas Grimshaw 

Colaboradores Collaborators 

Neven Sidor, Andrew Whalley (directores directors ); Kirsten Lees (proyecto project); Keith Brewis, Tom Coward, Amanda Davies, Graeme Dix, Birgit Greulich, Nick Grimshaw, Perry  Hooper, Neill McClements, Naiara Montero, Jordi Llacer Macau, Simon Platt, Juan Porral, Steve Ritchie; Davis Langdon(aparejador quantity surveyor). 

Consultores Consultants

Arup (estructuras structures); A. Martins(elecricidad electricity); Arup (instalaciones mechanical engineering).

Contratista Contractor 

Dragados Fotos Photos View/Edmund Sumner; Juan Rodríguez