Hotel Königshof en Múnich
Nieto Sobejano Arquitectos 

Hotel Königshof en Múnich

Nieto Sobejano Arquitectos 


Concebido como una escultura tallada, el proyecto responde tanto al contexto urbano como al histórico en el que se encuadra. Situado en un céntrico solar de la capital bávara ocupado por distintos edificios desde el siglo XVIII, sustituye al hotel de 1955, demolido en 2019. El nuevo hotel Königshof de Múnich, que forma parte de la Luxury Collection de Marriott International, abre sus puertas con un total de 57 habitaciones y 49 suites.

El solar siempre estuvo ocupado por edificios exentos con una destacada presencia en la plaza neobarroca de Karslplatz. La villa señorial que originalmente ocupaba el lugar en el siglo XVIII ya expresaba su condición aislada como un volumen cúbico alineado con el eje que cruza el casco antiguo de oeste a este. El primitivo hotel, del cual surgió históricamente el proyecto, fue construido en el siglo XIX y se mantuvo en pie hasta la II Guerra Mundial, cuando fue severamente dañado. A mediados del siglo pasado fue reemplazado por una nueva edificación, de austeras y anodinas fachadas, que albergaba un exclusivo hotel en su interior. Su obsolescencia, tanto estructural y constructiva como funcional y energética, condujo a la decisión de sustituir el edificio.

El proyecto de Nieto Sobejano, resultado de un concurso internacional, surge de la interpretación de dos características fundamentales que definen el lugar: por una parte, el concepto de frontalidad respecto a la Karlstor —una de las puertas históricas de la ciudad—, y por otra, su condición de volumen cúbico y aislado que le confiere una cierta presencia escultórica en el contexto urbano. Al caminar a lo largo del eje peatonal en el centro de Múnich, la fachada frontal del hotel se hace presente desde la distancia. A semejanza de una escultura, el volumen de piedra tallado revela un gran vacío interior abierto hacia la plaza y la ciudad. Las primeras maquetas de trabajo así lo reflejaron, y el desarrollo de la idea llevó a configurar un atrio central a lo largo de toda la altura del edificio, alrededor del cual se agrupan las habitaciones del hotel y los espacios complementarios. Este vestíbulo vertical se comprime y expande en diferentes niveles, introduciendo luz natural en una secuencia ascendente de salones, terrazas, bar y restaurante, enmarcando vistas hacia Karlsplatz y el centro histórico de Múnich.

Los materiales elegidos son el resultado de la voluntad de destacar la oposición entre el volumen y el vacío: las fachadas de piedra caliza quedan en el mismo plano que los grandes vidrios de las ventanas, conformando la imagen de un sólido volumen pétreo. En contraste con el mismo, el atrio, protagonista del espacio, está revestido con un único material tanto en el interior como en el exterior: una piel metálica ondulada que unifica toda la intervención.