Inspirada en el mundo natural y musical, el estudio japonés gana en 2014 el concurso para construir la Casa de la Música Húngara integrada en el parque más grande de la ciudad. Un disco ondulado, horadado según un patrón irregular, se eleva sobre esbeltos pilares, liberando la planta baja de obstáculos para dar la bienvenida a los ciudadanos que se acerquen desde cualquier dirección, y permitir que deambulen por el edificio libremente. El programa no se limita al habitual de un museo sino que se concibe como una visión más amplia donde la arquitectura es parte de la experiencia. El edificio pertenece al proyecto Liget Budapest, una ambiciosa iniciativa para renovar este histórico emplazamiento.

Elevado entre las copas de los árboles del histórico Parque de la Ciudad en Budapest, el proyecto recrea la sensación de estar protegido por la vegetación mediante una colosal cubierta circular ondulada y horadada que filtra la luz y difumina los límites. 

En su interior la cubierta alberga una serie de aulas y una biblioteca; por debajo se extiende un espacio continuo que permite generar eventos y actividades participativas entre los visitantes; y en el subsuelo se disponen las salas de exposiciones. 

La cubierta, cuya estructura no tiene ángulos rectos, se inspira en una onda sonora, varía su espesor para acoger el programa y se perfora por 100 tragaluces. La instalación de 120 bombas de calor a 100 m de profundidad permite proveer energía geotérmica a los sistemas de climatización.

Para dar el efecto de una arquitectura liviana, transparente y relacionada con el entorno, las paredes laterales se hicieron con 94 paneles de vidrio verdoso con aislamiento térmico fabricados a medida que alcanzan una altura de 12 m en algunos puntos.

La decoración del falso techo se realiza con hojas abstractas sobre fondo negro cuyas formas se dibujan a partir de una cuadrícula de 15x15cm. El dorado de esas piezas y el del interior de los tragaluces refleja la luz natural creando diferentes efectos sobre las superficies.