Jeffrey Kipnis

Como la diosa Minerva, que surgió de la cabeza de Júpiter completamente formada y armada como un guerrero, el estadio de deporte profesional nació como tipo edificatorio perfectamente definido. El día que el emperador Tito inauguró el Coliseo, hace aproximadamente dos mil años, los ciudadanos romanos se encontraron ochenta puertas numeradas para facilitar la entrada y salida del público, 50.000 asientos diferenciados por el precio según la calidad de las vistas, puestos de comida, una cubierta de toldos retráctiles, y una extraordinaria infraestructura de backstage al servicio de los atletas y del espectáculo de los juegos. El Coliseo proporcionó un prototipo tan acabado que durante dos milenios no ha necesitado cambios sustanciales en su configuración. Las pocas modificaciones que ha experimentado se deben principalmente a incorporaciones de tecnología —desde el acero al césped artificial, pasando por los altavoces—, mientras que el trabajo creativo del arquitecto ha quedado limitado al exterior del estadio. De hecho, prácticamente ningún otro tipo edificatorio ha evolucionado tan poco en el mismo plazo de tiempo, lo que nos permite afirmar que el estadio de deportes fue el primero de todos ellos... [+]