En 2004, la ciudad de Nápoles invitó, bajo el lema ‘Arquitectura, Arqueología y Arte’, a estudios internacionales como los de Foster, Siza, Tagliabue o Fuksas a proyectar la nueva línea metropolitana. La estación de Centro Direzionale se inserta en la trama propuesta en los años 1980 por Kenzo Tange para el distrito financiero de la ciudad, un área caracterizada por sus grandes avenidas y abstractas torres de oficinas que resultan ajenas a la imagen de la histórica población del sur de Italia. La propuesta de Benedetta Tagliabue / EMBT resultó ganadora con un proyecto que se ha inspirado en la tradición local para restituir un inoperante espacio público, e introducir en él la naturaleza e identidad de la capital napolitana.

Las suaves curvas de la cubierta abovedada de madera, habituales en el lenguaje del estudio y evocadoras del imaginario de la ciudad y las clásicas estaciones de tren del siglo xix, surgen como un nuevo hito urbano dentro del aséptico entorno.

La nueva estación no sólo transformará las conexiones subterráneas, sino que propone también un nuevo espacio público, que frente a la actual plaza llena de acabados duros y artificiales contará con una ondulada topografía para naturalizar el distrito financiero.

El material elegido para la cubierta y los pilares —madera laminada y encolada— con las sinuosas formas que este permite contrastan con la rígida trama urbana y las edificaciones colindantes del distrito proyectado por el japonés Kenzo Tange. 

La necesidad constructiva de tener que apoyar la nueva estructura en la preexistente —de hormigón armado— determinó la elección de la madera laminada, gracias a su ligereza y flexibilidad de uso, como material principal de la intervención.

La gran cubierta dejará entrar la luz natural, creará zonas de descanso sombreadas que, junto con la nueva vegetación, ayudarán al control de la temperatura en los meses más cálidos y darán una sensación híbrida entre interior y exterior. 

La estación contará en su cubierta con la representación de una pieza arqueológica encontrada en Pompeya, para así conseguir finalmente una plaza orgánica y fluida que aúne bajo un mismo techo arte, arquitectura y arqueología.