Este establo para cabras situada en la pequeña localidad bávara de Seubersdorf es singular tanto por su sencillez formal y constructiva —que le hacen destacar en el paisaje agrícola de su entorno—, como por su insoslayable apariencia doméstica, poco previsible en una construcción para animales.

Con su rigurosa geometría cúbica, el establo trasciende el desinterés que este tipo de construcciones suele tener para los arquitectos. Es una contenida y plástica pieza minimalista que, con todo, consigue entrar en resonancia con las cualidades del paisaje, además de evocar la sencillez tipológica de las soluciones vernáculas más tradicionales. El diálogo con la tradición también está presente en el modo en que se ha planteado la construcción del edificio: sin requerir cálculos, planificación o costes excesivos, la estructura consiste en el simple apilamiento de vigas y tablones de madera local.

Por lo demás, el establo funciona como un hábitat artificial que responde a las necesidades específicas de los animales. Está levantado del suelo, a la manera de los hórreos, para disipar, mediante la ventilación natural, la humedad proveniente del terreno; es permeable, para garantizar el paso del aire de renovación y evitar así las condensaciones interiores; y finalmente, resulta un refugio adecuado tanto en verano como en invierno... [+]