Luz, olores, colores, temperatura, texturas, ruidos… Debe ser algo angustioso abandonar el vientre de tu madre para llegar a este mundo. ¿Qué características debería tener ese primer espacio que nos recibe al nacer? ¿De qué material debería estar hecho para que el recién nacido y la madre se sientan abrazados, protegidos, curiosos el uno del otro? Creemos que debería ser una cueva de barro más que un ‘vientre’ exterior: una luz acogedora, una acústica que te lleve a querer cantar, texturas de arcilla fina —hechas de tadelakt, la técnica tradicional marroquí de cerámica vidriada, que aporta calidez, suavidad y color a los espacios— y yesos de tierras en cálidos tonos ocres, así como una juguetona envoltura de tablillas en varios tonos rojos.

La construcción de esta ‘cueva’ maternal fue posible gracias a la colaboración de más de seiscientas personas de la región que apoyaron la campaña de crowdfunding, y también a la participación de muchos voluntarios del lugar.

El origen de este proyecto está en IG Birth Culture, una iniciativa de carácter interdisciplinar impulsada por siete mujeres ligadas al tema —matronas y otras profesionales de los campos de la medicina, la psicología, la terapia de tratamiento de traumas, la arquitectura y la cultura— que unieron sus fuerzas en 2016 para promover en Vorarlberg una cultura del parto más holística y saludable.

A diferencia de los espacios fríos y esterilizados que ofrecen los hospitales, el proyecto propone una atmósfera cálida y recogida para que el proceso natural del parto se desarrolle de una manera más íntima. El interior orgánico se abre al exterior a través de un umbral dilatado, que contiene los espacios de aseo y almacenaje; la planta del edificio es así una metáfora del nacimiento, en el que el bebé sale del espacio protector del útero al exterior a través de la vagina. 

El objetivo del proyecto es concienciar acerca de la importancia de los espacios y materiales en el proceso del parto. Además de conectarnos con la naturaleza, la tierra y el barro permiten generar la estructura cónica de una manera sencilla, y lograr en el interior unos acabados uniformes con el modelado manual. El exterior está formado por tablillas de madera de diferentes formas, que protegen la envolvente de barro de las inclemencias del tiempo. 

Anna Heringer. La belleza esencial

Foto: Anka Dür

Studio Anna Heringer