Complejo deportivo de Deodoro
BCMF 

Complejo deportivo de Deodoro

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En ocasiones, la celebración de grandes acontecimientos deportivos puede ser un regalo envenenado para las ciudades que los albergan: su equilibrio urbanístico queda, muchas veces, alterado de manera gratuita, y las administraciones apenas pueden mantener el legado de eventos casi siempre sobredimensionados. Evitar tales extremos fue la premisa del plan director de los Juegos Panamericanos celebrados en Río de Janeiro en 2007, que se organizaron con criterios de reciclaje y se agruparon en cuatro ámbitos urbanos estratégicos con el fin de equilibrar el centro y la periferia cariocas.

Uno de estos ámbitos, el de Deodoro o Vila Militar —situado en un valle silueteado por las característicos morros de Río—, agrupó un conjunto diverso de dotaciones deportivas —tiro, hípica, tiro con arco, hockey sobre hierba y pentatlón moderno— construidas con materiales y sistemas de fácil mantenimiento, de acuerdo a modelos tipológicos flexibles y susceptibles de dar cuenta tanto de grandes eventos —los Juegos Panamericanos, pero también los Juegos Olímpicos— como de la práctica cotidiana del deporte.

Con este fin, el proyecto partió de una trama modular con un vocabulario restringido a pocos componentes. Los pabellones se ordenaron según un esquema lineal, conectándose al eje que organiza el conjunto en dirección este-oeste. Además, la regularidad geométrica hizo viable la prefabricación de los elementos constructivos, lo cual no sólo permitió agilizar el proceso de montaje sino también hacer más homogénea la imagen del conjunto.

Entre las cinco piezas que forman el complejo destaca el Pabellón de Tiro que, además de ser el más grande (50.000 metros cuadrados), es el más singular, no sólo por la manera eficaz con que implanta en el terreno —banqueándose para separar a atletas de público— sino por su imagen exterior definida por las retículas de hormigón armado que colonizan los campos de tiro, cuya geometría acota la trayectoria de los proyectiles, y cuyo revestimiento de madera amortigua adecuadamente los impactos.


Obra

Complejo deportivo de Deodoro, Río de Janeiro.

Arquitectos

BCMF Arquitetos / Bruno Campos (responsable), Marcelo Fontes y Silvio Todeschi.

Colaboradores

C. Parreiras, L. Maciel, L. Melo, L. Fávero, C. Monte-Mór, A. Kawakami, F. Fortes, A. Valadares.

Consultores

Engesolo Engenharia (coordinación general); Helio Chumbinho/Misa Engenharia y Lino Nunes de Castro/Globsteel (estructuras); Moshe Gruberger/ENIT (instalaciones); Aqualar, Forbex y Eduardo Castro Mello (consultores deportivos); EKS & CO-Rio 2007 Team (instalaciones efímeras); Godoy Associados (iluminación).

Contratista

Construções e Comércio Chamargo Corrêa (CCCC).

Fotos

Leonardo Finotti; Bruno Carvalho.