Con un programa doble que incluye comisaría de policía y sede de Protección Civil, el edificio debía ser, por su función social, un edificio más representativo que impositivo, y se plantea ya desde el concurso como un pabellón de carácter horizontal centrado en un jardín, que busca integrarse en la escala de la pequeña localidad madrileña. 

El proyecto se configura mediante una geometría circular radio-concéntrica. En el interior, la diversidad espacial la produce un deambulatorio en doble altura que convierte la espina central de comunicación en el corazón del edificio. Una gran viga curva de hormigón en forma de T —que se aprecia desde el exterior como una marquesina— se repite concéntricamente en la estancia central. La única fachada, translúcida y muy ligera, es una piel exterior superpuesta de lamas metálicas que controla la cantidad de luz natural que penetra al interior, y confiere al edificio una imagen homogénea. 

Todos los accesos se articulan alrededor del pequeño cilindro de hormigón de 13 metros de diámetro que alberga la sede de Protección Civil, intersecado con el cilindro principal, con un diámetro de 30 metros, destinado a la comisaría de Policía. El hormigón visto es estructura y acabado, transmitiendo una sensación de rigidez y seguridad. El resto de paramentos interiores son tableros fenólicos de alta resistencia colocados en seco y registrables. 

Dos elementos fundamentales rompen la homogeneidad del conjunto: la marquesina curva de hormigón que recorre parte del edificio, conformando el umbral de acceso peatonal, y la torre transparente que, además de ser un elemento singular, es un importante soporte técnico al contener la plataforma tecnológica de comunicaciones, conductos de ventilación, pararrayos y toma de aire principal. Muy ligera, consiste en una estructura tubular metálica revestida de policarbonato translúcido. Con el objetivo de hacerse accesible al ciudadano, el edificio se resuelve en una planta circular con dos niveles: el nivel superior, con una superficie construida de 813 metros cuadrados, alberga las áreas de atención al público y oficinas policiales y una sala de usos múltiples. 

Los calabozos se sitúan en la parte más cercana a la puerta de acceso al aparcamiento de superficie. El edificio de Protección Civil funciona de forma independiente, incluso en el sótano; sólo tienen en común el acceso público. El nivel inferior, con 1.155 metros cuadrados, acoge fundamentalmente el aparcamiento del parque móvil policial y de coches decomisados, y también zonas de servicio —limpieza, archivo, almacén—, así como zonas de vestuario y entrenamiento.