Desde el año 2001, el centro de la localidad holandesa de Zaanstad se ha transformado progresivamente con edificios que mimetizan el estilo preindustrial de las construcciones que caracterizan Zaanse Schans, una zona rural próxima declarada Patrimonio de la Humanidad. El ayuntamiento y el Inntel Hotel, que reinterpretan estas formas vernáculas, son ejemplos recientes de esta tendencia, en la que el centro cultural abre un nuevo capítulo al emplear el perfil de las casas Zaan en negativo como vacíos que atraviesan el edificio y sirven como atrios o espacios de programa compartido.

El proyecto propone un gran volumen casi cúbico para albergar todo el programa cultural requerido —centros de cine, diseño, música pop, teatro y artes visuales, escuela de música, biblioteca y una estación para la radio local—, y cuyo perímetro se adapta a los cambios de cota del entorno. Cada una de las entidades principales posee su propio espacio de recepción con forma de casa Zaan en un color diferente, y cuya silueta se muestra hacia el exterior en varios puntos de la fachada a través de una ligera piel perforada que envuelve el volumen. De esta manera, se mantiene la unidad externa del conjunto cultural mientras que, en su interior, se define una identidad propia para cada una de las instituciones del centro.