Esta casa de baños se sitúa en un valle fluvial que se abre entre los bosques montañosos de Wuling, una zona muy pintoresca al norte de Pekín. El enclave linda con un empinado acantilado rocoso, y se abre a unas vistas muy amplias de las llanuras aluviales del valle, con las montañas de telón de fondo. El entorno más inmediato está densamente poblado con álamos, juncos y maleza, y cuenta también con un arroyo que serpentea lentamente. Cerca hay algunas aldeas tradicionales que se organizan linealmente, así como un centro de vacaciones en construcción.

Partiendo de este contexto, la idea fue concebir los baños como una humeante máquina de aguas termales que se coloca con ligereza sobre la pendiente natural. Para reducir al máximo el impacto del edificio en el paisaje, su cuerpo principal se eleva del suelo, de suerte que el programa pueda distribuirse en vertical. Esta disposición permite, minimizar la huella construida del edificio y dar pie, al mismo tiempo, a experiencias espaciales muy singulares que surgen de las relaciones visuales que, a diferentes alturas, se establecen entre el edificio y los árboles circundantes, el acantilado de roca y las montañas lejanas. La forma maquinista pero respetuosa de los baños evoca también las ruinas industriales que aún colonizan la región.