El aeropuerto más grande e innovador del mundo estará terminado en tan sólo cuatro años, listo para acoger el incremento de tráfico aéreo debido a la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio y a los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. Su capacidad pasará de 27 a 60 millones de pasajeros para el año 2015. Este aeropuerto incorpora conceptos de diseño sostenible como reflejan los lucernarios orientados al sureste para maximizar el aporte calórico del sol del amanecer o como los sistemas integrados de control ambiental que minimizan el consumo de energía y las emisiones de dióxido de carbono. Para hacerse una idea de su gigantesco tamaño, si su forma de dragón se extendiera a lo largo del Támesis, el aeropuerto ocuparía todo el terreno que va desde el Tower Bridge hasta el London Eye, la noria panorámica situada al otro lado del Big Ben.

El aeropuerto, que se concibe como la nueva puerta de entrada del mundo a China y a Pekín, se presenta con una imagen vital y colorista, casi agresiva, que hace uso de los colores nacionales chinos —el rojo y el amarillo— y de una geometría rotunda como medios para lograr un sentimiento de llegada y de lugar y para expresar la fulgurante pujanza de este nuevo mundo en ciernes... [+]