Amable e inquisitivo, relajado e irónico, Paulo Mendes da Rocha no deja indiferentes a quienes lo conocen. El ticinés Luiggi Snozzi, que coincidió con el brasileño en un congreso celebrado en Medellín, dice en su introducción a esta monografía que aquel encuentro fue excepcional, un recuerdo imborrable para quien como él se ha relacionado con numerosas personalidades extraordinarias. Y al margen del personaje están sus obras, capítulos luminosos de una historia que se desarrolla sin prisas, con un cauce propio paralelo al de referentes brasileños como Niemeyer y Vilanova Artigas. Entre la modernidad sensual del maestro de Río y el rigor racionalista del maestro de São Paulo, surge una tercera vía que empezó a ser valorada fuera con el Museo de Escultura o, más recientemente, la Pinacoteca del Estado en São Paulo, premio Mies latinoamericano. Ahora, Anne Shapiro propone una mirada retrospectiva sobre toda su trayectoria: los proyectos domésticos, el pabellón de la Expo Osaka’70, el club hípico de Goiàs, el estadio Serra Dourada, la escuela comercial de Campinas, los apartamentos Jaraguá... Actos de invención que resuelven problemas, todos los proyectos se conciben en función del horizonte, comunicando más allá de las formas y los materiales un sentimiento de esperanza.