Cuando en la pila de libros en curso de lectura se acumula media docena de títulos coronados por la banda roja de Acantilado, uno comprende que el interés suscitado por los volúmenes es inseparable de la inteligente discriminación con que fueron seleccionados para el catálogo de la editorial, y que el motivo por el cual se resisten a desplazarse de la mesa de trabajo a la estantería es la exquisita elección de tipografía y papel, que los mantiene a mano como objetos de deleite. Con sede en Barcelona, fundada en 1999 por el filólogo y profesor Jaume Vallcorba, dirigida por él hasta su muerte en 2014, y desde entonces por su viuda Sandra Ollo, Acantilado mantiene un nivel de calidad intelectual y estético que hace de su lista un registro de excelencia, y de su etiqueta roja una garantía de elección.
El libro más veterano de los que voy turnando en la lectura es el extraordinario Por el ojo de una aguja, donde el gran clasicista Peter Brown muestra su erudición sobre la Antigüedad tardía a través de un panorama de perfiles nítidos y vívido colorido sobre los siglos iv a vi, que son testigo del ascenso del cristianismo, evocado mediante los textos de Ambrosio, Agustín o Jerónimo, y enhebrado por el hilo conductor de la renuncia a la riqueza, como resume el título con la frase de Jesús que recoge Mateo: «Más fácil es que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios». La demora en la mesa del volumen obedece tanto a sus más de 1.200 páginas como al deseo de extender el placer que suscita una prosa excelentemente traducida y esmaltada de hallazgos sugerentes. Y si alguien piensa que el asunto tiene escasa dimensión arquitectónica, quizá puede repasar Less is Enough, el libro de Pier Vittorio Aureli sobre las demandas actuales de austeridad, a las que el cofundador de Dogma encuentra antecedentes en la vida monástica, desde los primeros eremitas hasta la altissima paupertas de la reforma franciscana, y que se reseñó en Arquitectura Viva 158.
Por su parte, el volumen recibido más reciente es el insólitamente titulado La hispanibundia, un neologismo acuñado por el español de origen alemán Mauricio Wiesenthal para dar a luz un ensayo gestado a lo largo de medio siglo sobre la identidad y la cultura de España, asunto que muchos historiadores considerarán más bien propio de los tiempos de Américo Castro o Claudio Sánchez-Albornoz —Golo Mann cita atinadamente a Ortega y Madariaga en la carta que sirve de prólogo a la obra—, pero que la elegancia narrativa y la serenidad crítica de su autor hacen especialmente recomendable en esta coyuntura dolorosa de nuestra vida colectiva.
La traducción de Peter Brown se publicó en noviembre de 2016, y la obra de Wiesenthal en mayo de 2018; entre una y otra se sitúan dos apariciones de 2017 que sugiero como estupendas lecturas veraniegas, ya que ninguna supera las doscientas páginas y ambas están divididas en capítulos cuya independencia permite el disfrute fragmentario. El uso de las ruinas está formado por 22+1 bocetos de urbes destruidas, desde la Mesopotamia donde surgieron las ciudades hasta la Zona Cero neoyorquina, pasando por los numerosos episodios de sitios a los que alude el subtítulo (‘Retratos obsidionales’), o el Berlín del Albert Speer que aprendió de Gottfried Semper la Ruinenwerttheorie: un ensayo literario que remite a Sebald, Sloterdijk y Enrique Vila-Matas, al que el crítico de arte Jean-Yves Jouannais juguetonamente atribuye la autoría del volumen. Clásicos para la vida consta de cincuenta extensas citas de autores de la literatura universal, reproducidas en su idioma original y traducidas, acompañadas de comentarios siempre inteligentes de Nuccio Ordine, que publicó inicialmente los textos en el suplemento semanal del diario Corriere della Sera. No los olviden en el equipaje.
