El arte contemporáneo es una terra ignota para muchos, e incluso los que nos obligamos a seguirlo atentamente sufrimos a menudo la desorientación y el extravío del que explora un territorio poco cartografiado. A orientarse no ayuda, desde luego, el hermetismo lírico y vacuo de buena parte de la crítica de arte, que uno de los protagonistas de En la casa (la película de François Ozon basada en una obra de teatro de Juan Mayorga) describe cabalmente como la escritura más trivial y deleznable, de manera que hay pocas cosas más aborrecibles para un amante de la literatura que un texto de catálogo de exposición. El profesor Germain de Ozon y Mayorga, sin embargo, habría leído con agrado y aprovechamiento los libros recientes de Javier Maderuelo y Valeriano Bozal, profesores también ellos y especialistas en arte contemporáneo, que con una prosa informativa y limpia nos ofrecen sendos mapas de la producción artística de nuestro tiempo, extraordinariamente útiles para el que desee adentrarse en este terreno alternativamente abrupto y fantasmagórico, pero que también oculta episodios de violenta belleza y reductos de deslumbrante lucidez que arrojan luz sobre nuestro mundo y nuestras vidas.
Javier Maderuelo, arquitecto e historiador que ha desarrollado su trabajo en la intersección entre escultura y paisaje, relata las vicisitudes experimentadas por el arte europeo desde la II Guerra Mundial con un doble propósito: poner en cuestión los que llama ‘patrones reduccionistas’ de la historiografía y la crítica norteamericana; y situar en su narración europea los más significativos acontecimientos y obras de artistas españoles. El resultado es un texto que presenta el laberíntico panorama de las artes en la segunda mitad del siglo XX con claridad pedagógica y agudeza crítica: interpretándolas en el marco más amplio de las mudanzas políticas y sociales, pero sin renunciar a su especificidad cultural y simbólica, que al cabo se materializa en obras y episodios descritos con amena inteligencia e ilustrados con sobria eficacia. Sirva de ejemplo la fascinación de lo cotidiano en la década londinense de los 50, donde los collages de Paolozzi conducen sin esfuerzo al muy famoso de Richard Hamilton que parodiaba la ‘casa del futuro’ de los Smithson, o las utopías frustradas de esos años al otro lado del Canal, con las derivas psicogeográficas de Guy Debord, la Nueva Babilonia de Constant o el París espacial de Yona Friedman: hilos estos arquitectónicos que se tejen con naturalidad en el tapiz histórico y artístico creado por Maderuelo.
Valeriano Bozal, cuya producción intelectual ha transitado del campo de la estética al de la historia del arte, ha otorgado nueva vida a un texto sobre el siglo XX español publicado originalmente en 1991, que ahora aparece sustancialmente reescrito y puesto al día, aunque manteniendo sus dos rasgos más característicos: su concentración algo añeja en la pintura y escultura, por más que incluya unas pocas páginas dedicadas a los artistas conceptuales; y su voluntad documental, manifiesta en la prolija enumeración de obras y autores, desde los inevitables Picasso, Miró, Julio González o Dalí —que en esta edición, a diferencia de las anteriores, recibe ya capítulo propio— hasta los más próximos Tàpies, Chillida, Millares o Saura, en un mosaico útilmente ilustrado que alcanza a registrar la primera década del siglo XXI. Formidablemente informativo, el libro manifiesta una estimulante combinación de ideología progresista y gusto conservador, una circunstancia refrescante por su condición infrecuente en los dominios artificiosos del arte contemporáneo, donde el mero deleite visual resulta ya sospechoso. El tapiz de Maderuelo y el mosaico de Bozal merecen ambos la larga vida editorial de la que ya ha disfrutado el segundo de ellos, y sus autores catedráticos, el aplauso que a buen seguro no les regatearía su escéptico colega el profesor Germain.