A mediados del siglo XIX, Japón inició un proceso de apertura que coincidió con su configuración como nación moderna y con el interés de los occidentales por su cultura y sus objetos. Desde entonces, la tensión entre las esencias del país asiático y la influencia extranjera ha pasado por múltiples episodios e interlocutores. Arata Isozaki (1931), protagonista y espectador de esta historia, ha recopilado en este libro textos escritos por él durante los últimos veinte años con objeto de ahondar en la naturaleza específica de ‘lo japonés’. Los cuatro ensayos que integran el libro van desde la reflexión histórica y cultural hasta el testimonio autobiográfico. El primero narra los intentos de algunos (entre otros Tange, para quien Isozaki trabajó durante años) de dar forma a una modernidad japonesa, tomando como referencia el pasado y canalizando las aportaciones de extranjeros que, como Wright, Taut o Gropius primero y los Smithson o Kahn después, tuvieron una relación intensa con Japón.
Los otros tres ensayos hacen referencia a ejemplos históricos especialmente relevantes, siendo el primero de ellos el santuario de Ise, cuyas construcciones se vienen desmontando, desplazando y reconstruyendo idénticamente desde el 690, siguiendo un ritual que se ha repetido ya 63 veces y que constituye un curioso ejemplo de temporalidad. El segundo analiza el templo de Todai-ji, realizado en el siglo XII, de una rotundidad formal y un ‘constructivismo’ que suponen una excepción a la regla japonesa. El libro se cierra con un texto sobre la Villa Imperial Katsura, construida en el siglo XVII, cuya planta modular y cuyos interiores ‘mondrianescos’ han sido objeto de análisis y de inspiración para arquitectos japoneses y modernos durante todo el siglo XX.