Yarauvi, una necrópolis universal
“Se enteraron de una ciudad en la frontera. Una ciudad que nadie ha visitado jamás. Algunos dicen que siempre ha estado ahí, otros aseguran que es imposible alcanzarla o simplemente se dan la vuelta cuando alguien la menciona. Pero ahora hay mucha gente que quiere ir, y saben cómo hacerlo. También saben que es la Ciudad de los Muertos”. Despacho desde el frente de la guerra endémica entre las dos naciones del desierto.
Yarauvi es una necrópolis ubicada en el mar Muerto. Cualquier ciudadano del mundo —sin importar su nacionalidad, raza, religión, edad o nivel económico— puede elegir Yarauvi como su lugar de descanso final.
Ser consciente de la inevitabilidad de la muerte es el aspecto más universal de la condición humana, y cómo los seres humanos han respondido a este hecho desde tiempo inmemorial ha definido culturas y creado lugares de gran carga emocional. Nuestro respeto colectivo por los muertos y los sitios donde descansan trasciende las fronteras ordinarias. Los muertos que moran en Yarauvi —poniendo al margen sus diferencias identitarias— aceptan un lugar común de descanso y nos invitan a convivir y celebrar nuestra humanidad compartida.
El mar Muerto es el punto más bajo de la Tierra y el único mar que no contiene vida animal en sus aguas. Su entorno desértico, sin embargo, ha vivido importantes hechos históricos que lo convierten en espacio sagrado para las culturas judía, cristiana y musulmana. La ubicación de Yarauvi en el centro del mar Muerto —exactamente en el punto donde confluyen las fronteras de Israel, Palestina y Jordania— marca simbólicamente un lugar preciso cargado de historia, y al mismo tiempo cuestiona la absurda artificialidad de las fronteras entre naciones.
Yarauvi es una estructura parabólica en forma de cuenco que crece en anillos concéntricos sostenidos sobre una armadura sumergida que flota en las boyantes aguas del mar Muerto. Los muertos son transportados a Yarauvi de dos en dos, en pequeñas embarcaciones que zarpan de la orilla sur del mar Muerto. La barca ingresa en la necrópolis por su base y debe recorrer un largo laberinto que invariablemente, pero con gran esfuerzo, conduce al centro de la necrópolis. Desde allí, los muertos son elevados al espacio superior.
Los habitantes de Yarauvi llenarán progresivamente la necrópolis, disponiéndose sus urnas o sarcófagos en configuración concéntrica, uno frente a otro, a cielo abierto. A medida que más personas elijan Yarauvi como su lugar de descanso final, la ciudad de los muertos crecerá y se convertirá en un testimonio vivo de compromiso universal con los principios de tolerancia y reconciliación.
El germen de Yarauvi nace en Yale University en 1990 y desde entonces Juan Miró ha continuado trabajando en su desarrollo desde su estudio, Miró Rivera Architects.