Libros 

Una poética determinista

When Form Follows Climate

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Una poética determinista

When Form Follows Climate

Eduardo Prieto 
01/08/2022


Los ojos de los arquitectos son codiciosos: leen formas, atrapan formas, manipulan formas, y es bueno que sea así. Pero, en su fascinación por lo visual, los arquitectos y quienes les enseñan a discriminar qué es o qué no es ‘disciplinar’ han dejado de lado la componente invisible de la arquitectura, esto es, la parte térmica, termodinámica, ambiental o medioambiental que, desde siempre, compone los entornos humanos y que, por tanto, resulta ser una más de las dimensiones ‘disciplinares’ de la arquitectura.

Hay varias maneras de sacar a la luz este lado fundamental pero aún ninguneado. Una es operativa, y consiste en hacer del control del clima una estrategia prioritaria del proyecto, de manera que las nuevas formas lleguen a ser el resultado de nuevas funciones, las climáticas. La otra, más contenida, es histórico-crítica, y se orienta a desvelar los modos en que las cuestiones medioambientales han determinado técnica y culturalmente la arquitectura.

Ambas perspectivas son complementarias. Mientras que la visión histórico-crítica relativiza las aspiraciones deterministas de la visión operativa, esta dota de pertinencia contemporánea a aquella y evita que se convierta en simple arqueología erudita. Así y todo, las relaciones entre ambas distan de ser amables; reproducen, de hecho, las tensiones que se dan en general entre los proyectistas y los historiadores, afines los unos al presentismo y cómodos los otros en el pasadismo.

Aunque haya ensayado una tan interesante como anticulturalista exploración a la historia (véase Arquitectura Viva 237), Philippe Rahm pertenece por sensibilidad y obra a los presentistas operativos. Para él, el clima, concepto clave del Antropoceno, tiene la suficiente fuerza como para sostener un nuevo tipo de funcionalismo al que aludiría bien el lema que el suizo se precia de haber acuñado: «La forma sigue al clima». El funcionalismo medioambiental de Rahm tiene, sin embargo, poco que ver con las fórmulas y los estilemas de la sostenibilidad contemporánea, por cuanto, siendo mucho más radical, aspira a disolver la arquitectura en campos atmosféricos y variables que, no por estar determinados ‘científicamente’, resultarían ser menos estéticos.

Presente ya en aquella instalación de la Bienal de Venecia en la que dos jóvenes insertaban su desnudez en un ambiente tecno-temperado —una suerte de burbuja de Banham, pero invisible—, el empeño de Rahm puede haber perdido novedad, pero no radicalidad y coherencia, como demuestran las decenas de escritos con los que ha difundido su programa climático-estético a lo largo de los últimos quince años. Se trata de textos en su mayor parte publicados en francés e inglés, pero a los que ahora podemos acceder también en español merced a dos títulos breves pero muy representativos de las ideas del autor: Escritos climáticos y Meteorología de los sentimientos.

El primero es una atinada recopilación de ensayos en los que Rahm aborda cuestiones como el ‘urbanismo termodinámico’, el ‘estilo antropocénico’, la ‘arquitectura meteorológica’ o incluso la posibilidad de la belleza. En todos ellos, el autor critica el giro visualista, ideológico y superficial que a su juicio impuso la posmodernidad, y defiende el compromiso con un materialismo que sería a la vez cientificista, fenomenológico y neomarxista. Se trata del mismo materialismo de base climática y corporal del que da cuenta Rahm en Meteorología de los sentimientos, un libro orientado a públicos amplios en el que, a través de un ameno paseo por conceptos como la radiación, la inercia, la insolación, el enfriamiento, la conducción, la evaporación o el clima, se propone la metamorfosis de la sensibilidad humana y un replanteamiento de la arquitectura en términos más científicos. Dos objetivos igual de improbables pero que Rahm —más artista al cabo que arquitecto— conjuga con su personal poética determinista. 


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