Un viaje iniciático: horizontes de invención

31/08/1999


Nacido en Manchester el primero de junio de 1935, Norman Foster realizó su primera construcción (un diminuto refugio de vidrio en Cornualles que retrospectivamente puede verse como la semilla conceptual de su obra) en 1964, y los casi treinta años intermedios trazan un itinerario que parece conducir sin vacilación desde el poco prometedor entorno proletario de una ciudad en declive hasta el comienzo mítico de una carrera fulgurante. Niño único aficionado a los artilugios mecánicos, y adolescente ensimismado que encontró en los libros la salida a la mediocridad de Manchester, el joven Norman fue conserje del Ayuntamiento entre 1951 y 1953; técnico de radar durante su servicio militar en las Fuerzas Aéreas entre 1953 y 1955; y empleado en la oficina del arquitecto John Beardshaw entre 1955 y 1956. Los héroes arquitectónicos de los libros tempranos, una facilidad para el dibujo laboriosamente cultivada y una voluntad tenaz lo hicieron primero delineante en la oficina, y después estudiante de arquitectura que financió su matrícula en la Universidad de Manchester con trabajos temporales y atípicos: descargando camiones de helados o dibujando perspectivas para vallas. Desde su primer diseño escolar de un cobertizo en 1956 hasta su proyecto fin de carrera de un museo en 1961, Foster pasó cinco años en la Escuela de Arquitectura, adquiriendo una formación que todos los veranos invariablemente complementaba con viajes de estudios por Europa, a menudo sufragados por los premios en metálico de los concursos de levantamiento de edificios, para los que siempre elegía molinos o graneros en lugar de los habituales edificios georgianos; estos itinerarios le pusieron en contacto con muchos de los edificios emblemáticos del Movimiento Moderno y buena parte de la arquitectura europea posterior a la II Guerra Mundial, alimentando un compromiso con la modernidad que sólo compartiría con la fascinación por la lógica impecable de la tradición anónima de las construcciones industriales y vernáculas. En 1961 obtuvo una beca para la Escuela de Arquitectura de Yale, donde estudió con Paul Rudolph y Serge Chermayeff, y que le permitió viajar ampliamente por los Estados Unidos. Completamente transformado por la experiencia norteamericana regresó a Gran Bretaña en 1963 para fundar el Team 4 e iniciar su biografía profesional. Estos años de formación se recogen aquí en las palabras del arquitecto mismo, que a petición mía rememoró su niñez y juventud durante una conversación en Londres en junio de 1999; una de las muchas mantenidas para preparar esta monografía, que cubre su carrera hasta la fecha...[+]


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