Un tecnócrata para la contracultura

Fred Turner 
30/06/2010


En 1965 Buckminster Fuller tenía setenta años. Bajo, regordete y miope, en sus conferencias —en las que solía vestir un traje con chaleco con una placa honoraria de la fraternidad Phi Beta Kappa colgando de su cintura— Fuller parecía un plutócrata de principios de siglo. Desde el estrado llenaba el aire con un discurso tecnocrático, en su mayor parte de cosecha propia. ¡Industria! ¡Tecnología! ¡El Programa Espacial! Saltando de un tema a otro mediante frases adornadas con su particular y recóndito vocabulario, Fuller hilaba un ovillo de algodón de azúcar con los sueños de la era maquinista. Nuevos compuestos químicos, nuevas aleaciones y nuevas formas de medir la creciente producción industrial; del mismo modo en que lo haría un ejecutivo visionario, Fuller instaba a su auditorio a imaginar un mundo mejor gracias a las máquinas, la gestión y el diseño. Y sin embargo, pese a su evidente adhesión a los ideales del mundo industrial, Fuller se convirtió en un héroe para la contracultura estadounidense. Dos de sus libros, Ideas and Integrities (1963) y Operating Manual for Spaceship Earth (1969) se vendieron como rosquillas en las librerías hippies de todo el país. Sus conferencias atraían como un imán a los jóvenes y sus cúpulas geodésicas se convirtieron en la casa preferida de muchos habitantes de comunas rurales del país. En 1968, sus escritos inspiraron una publicación que muchos han considerado la Biblia del movimiento de regreso al campo y un documento clave de la contracultura: el Whole Earth Catalog. Para todos aquellos que se retiraron a las planicies de Colorado o a las colinas de Nuevo México para establecer nuevas comunidades rurales, y también para todos aquellos que simplemente pensaron en la posibilidad de hacerlo, Buckminster Fuller fue una fuente de inspiración...[+]



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