En la era de la posverdad y el simulacro, y en un momento en el que el medio fotográfico ha quedado desmarcado de su papel documental, la obra de Thomas Demand (Múnich, 1964) transita en un espacio liminal entre realidad y ficción. Con exposiciones recientes en el Centro Botín de Santander y en el Garage Museum de Moscú, el polifacético artista persiste en su particular modus operandi, en el que traslada escenas publicadas en las faits divers a fieles maquetas de papel y cartón a tamaño real, que posteriormente reinterpreta con sus fotografías y finalmente destruye para invitar al espectador a reflexionar sobre lo que la sociedad acepta hoy como realidad objetiva.