Ciencia y tecnología 

Pieles vegetales

Cubiertas verdes, de la Naturaleza a la Técnica

Esteban Domínguez  David Gómez 
30/06/2017



El ciudadano del siglo XXI demanda vivir en un entorno cada vez más ecológico y sostenible, en el que la movilidad se realice con vehículos menos contaminantes, el aire que se respire sea más limpio, y donde se disponga de mayor superficie de parques y jardines, se consuma menos energía y esta sea de origen renovable. El sector de la edificación puede aportar mucho para alcanzar esta sostenibilidad energética y medioambiental de las ciudades, especialmente en las grandes urbes.

Una de las medidas más sencillas y con mayor impacto medioambiental positivo es la instalación de cubiertas verdes, tanto en edificios de nueva construcción como en la rehabilitación de los existentes, convirtiendo espacios hoy en día infrautilizados en jardines o huertos que además de aportar mejoras medioambientales funcionen como puntos de encuentro y socialización de los vecinos. 

Aunque pueda parecer una nueva idea, o incluso una mera moda, estas soluciones vienen utilizándose de forma exitosa desde hace varias décadas, e incluso desde hace siglos. Antiguas civilizaciones como las de los vikingos en Noruega o Islandia, desde el siglo IX ya cubrían de un manto vegetal sus casas para mejorar el aislamiento térmico. Hoy, en numerosas ciudades de referencia, como Nueva York, Ciudad de México, Buenos Aires o Barcelona se está fomentando la instalación de las cubierta ajardinadas y asimismo se están incorporando en los planes urbanísticos, facilitándose en algunos casos su financiación, dados sus indudables beneficios medioambientales. De hecho, en países como Suiza, y ciudades como Copenhague y París, es ya obligatoria, por normativa, su instalación. Basta con decir al respecto que en Alemania hay ya instalados más de 200 kilómetros cuadrados de cubiertas verdes.

Este tipo de soluciones tienen mucho potencial. Recientes estudios como el elaborado en la ciudad de Barcelona revelan que en cerca del 70 % de los inmuebles sería posible instalar azoteas cubiertas verdes, con lo que el efecto medioambiental global podría ser significativo. Pero ¿en qué consiste una cubierta verde? ¿Cuáles son sus ventajas y sus inconvenientes? 

De forma simplificada, podemos definir una cubierta verde como la azotea de un edificio que se cubre de tierra para alojar en ella jardines o huertos urbanos, de manera que los materiales tradicionales como el hormigón, la teja o las losas son sustituidos por la nueva capa o quedan ocultos bajo ella. La vegetación se convierte, por tanto, en un material innovador a disposición de la arquitectura.  

Instalación y tipos

La instalación de las cubiertas verdes requiere una preparación previa de la cubierta, pero está exenta de complejidad técnica. En primer lugar, se ha de comprobar la correcta impermeabilización y aislamiento de la cubierta. A continuación, se coloca una capa que tiene la función de proteger a las capas impermeabilizantes de los daños producidos por las raíces. Esta se compone de una lámina de poliolefina (FPO), resistente al bitumen, flexible a bajas temperaturas y fácilmente soldable, reforzada con hilo de poliéster y una protección antirraíces. Sobre esta se colocará una capa drenante, de especial importancia, pues en ella se almacena agua de la lluvia y del riego y se conduce el agua sobrante de manera rápida y segura a los sumideros, al tiempo que asegura una adecuada oxigenación de la tierra vegetal y de las plantas. 

Esta capa contiene, además, una cámara de aire por donde se evacua el agua de la cubierta. Finalmente, se colocará el sustrato que albergará las plantas. Para la selección de este, hay que tener en cuenta el tipo de vegetación que se va plantar, y controlar especialmente la acidez del sustrato. En ocasiones, y dependiendo del clima, se puede colocar un aljibe en la cubierta, que será el encargado de la acumulación y posterior aprovechamiento del agua de lluvia, o de pozo. La última capa será la vegetación, elemento estético de toda la instalación.

Según el tipo de vegetación, el uso que se les vaya a dar y los cuidados requeridos en su mantenimiento, las cubiertas verdes pueden clasificarse en dos tipos: extensivas o intensivas. Las cubiertas extensivas utilizan generalmente como especie vegetal el césped o el musgo con sustrato poco profundo (menos de 15 centímetros de espesor), no suelen ser transitables y tienen bajas necesidades de mantenimiento y agua. Por su parte, las cubiertas intensivas se usan principalmente como jardines o huertos urbanos (son, por tanto, espacios habitables), pero tienen mayor necesidad de riego y, debido al mayor peso de la vegetación, presentan un coste de mantenimiento más elevado.

Los beneficios

En cuanto a los beneficios que aportan las cubiertas vegetales, estos son de carácter ambiental, energético, estructural y social. Desde un punto de vista ambiental, los beneficios locales y globales son innegables y resultan incluso intuitivos. En primer lugar, la mejora de la calidad del aire: la vegetación de las cubiertas verdes facilitan la absorción de gases de efecto invernadero como el NOx y el CO2, así como el filtrado de partículas de polvo y otras sustancias nocivas, liberando oxígeno. En segundo lugar, la reducción del impacto sonoro: la cubierta vegetal amortigua los ruidos ambientales de la ciudad, especialmente significativos en las viviendas ubicadas bajo la cubierta.

Las cubiertas verdes favorecen también la reducción del sobrecalentamiento en las ciudades, gracias a la evaporación, la fotosíntesis y la capacidad de almacenar calor de su propia agua (la planta extrae el calor de su ambiente y con ello se reducen las variaciones de temperatura día/noche, favoreciendo una mejora en el microclima habitable).

Por último, las cubiertas verdes ayudan a la regulación del ciclo hidrológico, pues facilitan la gestión en la recuperación y reciclaje de las aguas de lluvia, así como su depuración natural. En este sentido, este tipo de instalaciones también favorecería la regulación de las variaciones de humedad en el aire.

Desde el punto de vista energético, las cubiertas verdes utilizadas como ‘material constructivo’ actúan como perfectos aislantes tanto del frío como del calor, facilitando una reducción de las pérdidas y ganancias de calor, de manera que se disminuuye la demanda energética para calefacción y refrigeración.

En cuanto al comportamiento estructural, los estudios que se han realizado a este respecto concluyen que las cubiertas verdes favorecen la vida útil de las cubiertas, en la medida en que amortiguan los daños mecánicos y fisicoquímicos producidos por el impacto climático (calor, frío, lluvia, rayos ultravioleta, viento, ozono y gases provenientes de las industrias) en los materiales constructivos de los tejados convencionales, como el hormigón, el ladrillo o las losas cerámicas, la teja o las láminas impermeabilizantes vistas. 

Aunque los beneficios superan a los inconvenientes, no deben despreciarse algunos de los efectos negativos que pueden llegar a tener este tipo de instalaciones. Las cubiertas verdes pueden añadir peso a la estructura, con lo que en ocasiones será imposible su utilización o será necesario un adecuado refuerzo que puede encarecer el proyecto. Requieren, además, un mantenimiento mayor que la cubierta desnuda, para evitar la retención de agua y el filtrado de esta en la estructura de la edificación. Además, al tratarse las cubiertas vegetales de un ‘material vivo’, se debe evitar que el mal estado de las plantas provoque su descomposición. A esto debe añadirse el hecho de que la inversión inicial es superior a la de la cubierta tradicional, pudiendo ocasionar por ejemplo unos sobrecostes no asumibles por la propiedad en casos de rehabilitación. Finalmente, si la ejecución de la instalación no es de calidad y no se realiza un adecuado mantenimiento, se pueden ocasionar problemas de humedades.

Sin duda, las cubiertas verdes van a cobrar mayor protagonismo en nuestras ciudades. Como se ha visto, sus ventajas medioambientales pueden ser muchas, por lo que resultaría posible y deseable, como ocurre en otros países, su incorporación en la normativa de obligado cumplimiento, del mismo modo en que actualmente en vigor en el Código Técnico de la Edificación obliga a la instalación de paneles solares para el suministro energético.


Etiquetas incluidas: