El que tal vez haya sido uno de los últimos entre los grandes intelectuales franceses del siglo XX, Paul Virilio, dedicó parte de su carrera al urbanismo y la arquitectura, tanto en solitario (escribiendo sobre los búnkeres de su Normandía natal) como junto a Claude Parent, con quien elaboró la ‘función oblicua’, muy influyente en los organicistas de los años 1960. Exdirector de la Escuela Especial de Arquitectura en París, Virilio fue un autor conocido por el gran público, al que sedujo con un pensamiento siempre visionario, cuyo gran tema fueron las consecuencias de la tecnificación del mundo.