Ornamentos orientales

Cuatro estadios de fútbol para Qatar 2022

Ornamentos orientales

Cuatro estadios de fútbol para Qatar 2022

01/11/2022


Herzog & de Meuron, Allianz Arena, Múnich (Alemania) © Duccio Malagamba

Entre todas las expresiones latinas que siguen dando forma a nuestra lengua, hay una que no ha perdido un ápice de vigencia: panem et circenses. Acuñada por el poeta Juvenal para referirse al peculiar sistema político de la vieja Roma, la sentencia sigue valiendo en nuestra globalización antropocénica: unos tiempos ‘interesantes’ y acuciados por novedosos problemas de difícil solución, pero que en el fondo se siguen rigiendo por el tópico que asocia la estabilidad con el bienestar y el entretenimiento.

La vigencia de la máxima romana es mayor —inquietantemente mayor— cuando se constata que el tiempo no ha mudado la naturaleza del placer de las masas, ligada en lo esencial a esa mezcla sabiamente dosificada de gratificación estética y ritual comunitario que los romanos encontraron en las peleas de gladiadores y nosotros encontramos en los partidos de fútbol. No se trata solo de que, en uno y otro caso, lo que se festeje y estetice sea la lucha; se trata, sobre todo, de que el espectáculo provenga de los jugadores tanto como de los espectadores. Se trata de que la multitud se reconozca, se celebre a sí misma.

Si estas funciones variadas se daban antaño en los anfiteatros, hogaño encuentran su espacio en los herederos directos de estos, los estadios de fútbol, un tipo edificatorio que, desde las versiones clasicistas de principios del siglo XX hasta las variantes técnicamente sofisticadas pero ostentosas de principios del siglo XXI, ha experimentado una evolución cuya continuidad sugiere el interés que siempre han despertado esta clase de edificios. Un interés que, más allá de lo funcional o estético, tiene que ver con lo político, pues los estadios —y con ellos los grandes acontecimientos deportivos— resultan ser un medio muy eficaz a la hora de situar ciudades y países en el mapa de la globalización.

Se trata de un fenómeno general que se ha materializado con especial énfasis en la organización de los Mundiales de Fútbol de Catar, una operación dudosa en lo climático —traslada el acto al invierno—, en lo logístico —quiebra el calendario deportivo—, en lo político —supone el reconocimiento de un régimen teocrático— y aun en lo moral —convalida una operación llevada a cabo con trabajadores sometidos a un régimen, cuando menos, riguroso—, pero que, no por ello, deja de tener un insoslayable alcance social, económico y también arquitectónico.

De ahí que Arquitectura Viva quiera dar cuenta del acontecimiento por medio de este dossier, en el que se recogen con detalle los estadios principales que darán acogida, a modo de ornamentos de la masa, al deseado espectáculo del fútbol, todos ellos erigidos ad hoc y proyectados por grandes especialistas: el Estadio Lusail, de Foster+Partners, donde se jugará la final; el Estadio 974, del estudio español Fenwick+Iribarren; el Estadio Al Thumana, del mismo equipo de arquitectos; y el Estadio Al Janoub, de Zaha Hadid Architects.

Fernandes/Arquitetos Associados y Schlaich Bergermann, Estadio de Maracaná, Río de Janeiro (Brasil)


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