En el Día de la Música, recordamos algunos álbumes que constituyen un guiño directo al noble arte de construir edificios y ahondar en un romance interdisciplinar que Goethe resumió con una metáfora: “La arquitectura es música congelada”.
Led Zeppelin - Physical Graffiti (1975)
Las escaleras de incendios son un rasgo característico del paisaje urbano neoyorquino que la cultura popular ha tatuado en el imaginario colectivo, desde West Side Story hasta Friends. Aunque en el East Village haya muchos edificios parecidos, el del número 97 de St. Mark’s Place concentra diariamente a fanáticos de aquel grupo del que Keith Moon, batería de los Who, dijo que fracasarían y se estrellarían “como un zepelín de plomo”.
En consonancia con el carácter experimental del sexto álbum de la banda, su diseñador, Peter Corriston, que quería evitar el típico estuche plegable de los elepés dobles, ideó un ingenioso sistema compuesto por dos cubiertas interiores (una para cada vinilo), una cubierta de inserción intermedia y una cubierta exterior. Esta última tenía troqueles coincidentes con las ventanas del edificio que aparecía en la portada, de tal modo que, al deslizar las cubiertas interiores, las letras del título del álbum desparecían y en su lugar iban apareciendo fotografías de los distintos miembros de la banda, alternándose con otros personajes icónicos como Buzz Aldrin, Lee Harvey Oswald, Marcel Duchamp o el Papa León XIII. Aquella portada le valió una nominación al Grammy en la categoría de mejor diseño...