Tras lo sucedido en Fukushima, este edificio tiene el difícil reto de explicar al público en general las virtudes de la energía atómica. Se trata de un centro de visitantes (véase AV Monografías 153-154) situado en el complejo de la central de Ascó y proyectado por el estudio gerundense Arquitecturia para albergar una superficie expositiva de 1.000 metros cuadrados en la que se han dispuesto paneles interactivos y otros materiales didácticos que explican cómo se genera energía eléctrica en una instalación de este tipo, y qué medidas de seguridad las hacen viables. Ha sido precisamente la búsqueda de seguridad la que ha determinado de manera notable la concepción del edificio, al que se le dotado de un acceso independiente para visitantes, y que se ha levantado en tan sólo seis meses gracias al uso de sistemas de construcción en seco cuya estética resuena con el contexto industrial que lo rodea.