(1902-2001)
Algunas escenas de Goldfinger, una de las películas más famosas de James Bond, se rodaron en el hotel Fontainebleau de Miami Beach, calificado por su autor, Morris Lapidus, como «el hotel más pretencioso del mundo». Y es que sus habitaciones de terciopelo rojo o el estanque con caimanes de su vestíbulo fueron concebidos como escenografías en las que los huéspedes se sentían como actores. Nacido en 1902 en la localidad rusa de Odessa y criado en el neoyorquino barrio de Brooklyn, Lapidus se inspiraba en las excursiones dominicales de su infancia a Coney Island, cuyo ambiente desinhibido y colorista trasladó a los numerosos hoteles y locales comerciales que diseñó en Florida. Frente al «menos es más» miesiano de la arquitectura de posguerra, Lapidus acuñó el «demasiado nunca es suficiente», e incluyó en su repertorio escaleras de curvas vertiginosas o estatuas clásicas jugando al golf. La irreverente frescura de su obra, marginada durante décadas por la crítica especializada, fue reconocida con la monografía The Architect of the American Dream (1990); y en 2000 recibió uno de los premios a la originalidad que concede el Smithsonian’s Cooper Hewitt National Design Museum.