Lucien Kroll ha muerto a los 95 años. Crítico con los excesos del funcionalismo moderno y autor de proyectos participativos como las viviendas Mémé en la Universidad de Lovaina, el arquitecto belga defendía una arquitectura construida “no para las personas sino con las personas”.
«No voy a contracorriente más que de los arquitectos, son ellos los que van contra todo el mundo». Crítico con los postulados modernos, acérrimo ecologista y soñador, Lucien Kroll siempre rehuyó el papel de autor y autoridad en sus proyectos. Fallecido el pasado 2 de agosto, el bruselense invitaba a los futuros usuarios a intervenir activamente en el proceso creativo, de suerte que sus edificios acababan siendo vibrantes e impredecibles collages, como atestigua la residencia universitaria MéMé que levantó en los setenta junto con los propios estudiantes. Enfriado el espíritu libertario del Mayo francés, la arquitectura participativa de Kroll pareció perder vigencia, aunque él siempre se mantendría fiel a la humilde resolución de no dar por supuesto lo que necesitaba la gente.
Le Monde: La mort de Lucien Kroll, architecte écologiste et libertaire