Buscamos los lugares con más personalidad y riqueza monumental de nuestro país, y comenzamos con la arquitectura popular, aquella que se hizo sin planos y sin estudios pero que aportó soluciones únicas a los retos que plantean la orografía, el clima o los materiales locales.
Los patios andaluces, los tejados a dos aguas de los caseríos vascos, los pilares sobre los que se erigen los hórreos gallegos, no son rasgos folklóricos o arbitrarios. Si han inspirado a arquitectos como César Manrique no es solo por su aspecto más decorativo. Son respuestas a un ecosistema, a unas condiciones ambientales específicas. En estos casos concretos, la necesidad de ventilación evitando la exposición solar, la adecuada evacuación del agua de lluvia o la toma de distancia frente a la humedad del terreno.
Forman parte de la arquitectura vernácula, la propia de cada región, que hoy sometemos a examen con nuestro jurado de arquitectos y expertos en patrimonio para determinar, cuáles son las mejores soluciones y, en última instancia, cuáles son los pueblos más bonitos de España, atendiendo a este patrimonio histórico. La selección no responde a un orden concreto, los 20 lugares elegidos son igualmente destacables, por lo que los hemos ordenado por orden alfabético.
La orografía, la flora y fauna, las temperaturas, el sol, el viento, las lluvias o la disponibilidad de materiales y de agua determinan las necesidades del hábitat humano, y por tanto condicionan los métodos constructivos, la disposición o morfología de las construcciones. Y en un país como España, la diversidad climática se traduce necesariamente en un amplio repertorio de soluciones arquitectónicas, que dan lugar a paisajes pintorescos... [+]