La presencia de arquitectos extranjeros

Wang Lu 
30/07/2011


Desde 1978, la política aperturista y de reformas en China ha llevado al país a una fiebre de desarrollo económico y a un rápido proceso de modernización y urbanización. China se ha convertido en el solar más grande del mundo y ha atraído a numerosos arquitectos extranjeros al país del dragón, entre los cuales hay no sólo grandes oficinas sino también pequeños estudios y también famosos arquitectos estrella. Todos ellos vienen a China y realizan sus aportaciones al sector chino de la construcción. Algunos reciben los encargos directamente, otros acceden a ellos a través de concursos y otros pocos en colaboración con arquitectos locales. Hoy en día, al viajar por China se pueden ver muchos edificios proyectados por extranjeros, no sólo en ciudades grandes como Pekín, Shanghái, Guangzhou, Shenzhen, etc., sino también en pequeños y apartados lugares.

La existencia de obras de arquitectos extranjeros en China no es sólo un fenómeno de los últimos treinta años. Repasando la historia del país, se encuentra, por ejemplo, la pagoda blanca del Templo Miaoying en Pekín, construida en 1271, que fue diseñada por el arquitecto nepalí Anika. En Shanghái, la mayoría de los edificios que se han conservado a lo largo del Bund fueron proyectados por extranjeros en la década de 1910. A finales de la misma, el norteamericano Henry K. Murphy diseñó el antiguo campus de la Universidad de Tsinghua, incluyendo el auditorio, la biblioteca y el gimnasio. En la década de 1950, arquitectos de la antigua Unión Soviética también diseñaron edificios para China, tales como la Sala de Exposiciones de Pekín y el edificio de la Amistad chino-soviética en Shanghái. Todos ellos son ejemplos de obras realizadas por arquitectos extranjeros en China, aunque el fenómeno de las últimas tres décadas es un acontecimiento sin precedentes en la historia del país.

En general, el trabajo de estos arquitectos se puede dividir en dos periodos: el primero, de 1978 a 1998, y el segundo de 1998 a la actualidad, o de principios del siglo xxi hasta hoy. En la primera etapa, la mayoría provenían del sudeste asiático, Japón y Estados Unidos. En aquella época los chinos no tenían autopistas, no habían oído hablar de supermercados y no conocían el significado de la palabra ‘impuesto’. El país entero estaba cerrado a las relaciones internacionales y todo funcionaba bajo el control de una economía planificada. Actualmente la puerta está abierta, pero todo está por desarrollar. Al comienzo de la primera etapa llegaron los inversores externos, la mayoría ciudadanos extranjeros de origen chino provenientes de Hong Kong, del sudeste asiático, Japón y Estados Unidos. Invirtieron en hoteles, en edificios de oficinas y en infraestructuras para mejorar las comunicaciones entre China y el exterior. Los arquitectos también provenían de estas regiones, eran socios de estos inversores, que les encargaron directamente los proyectos. Los hoteles, diseñados fundamentalmente por norteamericanos, corresponden a las primeras obras de arquitectos extranjeros en China. Entre ellos se encuentra el Hotel Fragrant Hill (1982) en Pekín, del norteamericano de origen chino I. M. Pei.

A partir de la década de 1990, a medida que se hacían más frecuentes los contactos entre China y el resto del mundo y aumentaba la prosperidad económica, China aceleró el proceso de modernización. Además de la construcción de infraestructuras, hoteles y edificios de oficinas, el trabajo de los arquitectos extranjeros abarcaba también el diseño y la planificación de grandes centros comerciales, recintos feriales y centros de convenciones, aeropuertos, edificios financieros, parques industriales, etc. En esta última parte del primer periodo, las ciudades chinas se expandieron no sólo en horizontal sino también en vertical, haciendo que muchos rascacielos proyectados por arquitectos extranjeros se convirtieran en hitos urbanos. En este periodo, los norteamericanos han desempeñado un papel muy importante. Algunos de los edificios más representativos de esta etapa son el Banco Industrial y Comercial de China de SOM y el centro chino-japonés para jóvenes de Kisho Kurokawa, ambos en Pekín; el centro comercial de John Portman, el Gran Teatro de Jean-Marie Charpentier y la Torre Jin Mao, de SOM, todos ellos en Shanghái...


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