En el número 13 de la madrileña calle Barquillo se sitúa la nueva galería Albarrán Bourdais, ubicada en un edificio histórico que albergaba los antiguos talleres de confección de Loewe. Con más de 600 metros cuadrados y hasta 8 metros de altura, el nuevo espacio acogerá tanto propuestas expositivas de los artistas representados por la galería, como un programa paralelo de exposiciones de la mano de jóvenes comisarios internacionales. Con este proyecto, los fundadores Eva Albarrán y Christian Bourdais buscan cuestionar la función, los conceptos y los usos de una galería, cuando el sector artístico está sufriendo grandes cambios.
Con la exposición ‘Casa Negra’ del artista cubano Marco Castillo, miembro del colectivo artístico Los Carpinteros, se inaugura la nueva galería Albarrán Bourdais. La muestra gira en torno al impacto de nacer y vivir en una dictadura. Entre diferentes series, Juego de sala (2022) está inspirada en el diseño y el interiorismo cubanos de la década de 1960, cuando una generación de intelectuales posteriormente aniquilada cambió el patrón estético y funcional en los primeros años de la Revolución cubana para modular la vida del llamado “hombre nuevo”. La elección de este movimiento específico sirve como hilo conductor de toda la muestra. Este grupo surge, paradójicamente, al mismo tiempo que comienzan la desestructuración de la familia tradicional, la desaparición de la clase media y los grandes movimientos migratorios. Observadas desde arriba, las esculturas de caoba de esta serie parecen vistas aéreas del interior de una casa, como si el artista quisiera recuperar esa imagen no quebrada de la familia cubana en la memoria colectiva.
Una serie de libros donde la palabra dictadura aparece repetidamente ocupa una sala de la galería. Castillo propone un juego donde enfrenta una amalgama de tipografías y formas geométricas abstractas y desordenadas para que el visitante intente descifrar el mensaje oculto detrás de cada pieza. El artista cuenta cómo el poder se perpetúa a partir de puestas en escena donde el ser humano no es consciente del sistema de construcciones que conforman su propia cárcel: un sistema de espejos donde es imposible saber dónde empieza y termina la ficción. Una instalación videoartística completa la muestra para mostrar el horror al que está sometido el ser humano en este tipo de sistema.
Para más información: Albarrán Bourdais.