(1933-2004)
En un Berlín devastado por la guerra y por la reconstrucción incontrolada, Kleihues encabezó, a mediados de los sesenta, una rebelión crítica contra la mediocridad y contra los crímenes arquitectónicos de la modernidad mal entendida. Su esfuerzo, paralelo al de otros arquitectos como Aldo Rossi, estaban encaminados a la recuperación —y en cierto modo a la glorificación— de la ciudad tradicional. Su primer proyecto importante, un conjunto de viviendas construidas en un barrio obrero en 1973, reinstauró como unidad territorial inviolable la clásica manzana berlinesa, iniciando una especie de contrarreforma urbanística responsable, para bien y para mal, de la imagen del Berlín contemporáneo. Kleihues estableció la Muestra Internacional de Construcción (la conocida IBA) que, entre 1979 y 1987 intervino sobre un céntrico sector de Berlín Oeste y en la que participaron arquitectos como Álvaro Siza, Hans Hollein o el mismo Aldo Rossi. Su fervor conservacionista no le impidió ser un gran defensor del Museo Judío de Daniel Libeskind, en contra de sus propios discípulos radicalizados. Kleihues murió a los 71 años en la ciudad que él mismo ayudó a cambiar para siempre.