El 22 de junio, pocas semanas después de recibir el Premio Mies van der Rohe por la sala de conciertos Harpa levantada en Reikiavik en 2011, Henning Larsen falleció en Copenhague. Titulado por la Academia Danesa de Bellas Artes en 1950, formado en el estudio de otro ilustre danés, Jørn Utzon, y heredero al cabo de la tradición moderna escandinava que en su país se remonta a Arne Jacobsen, Henning Larsen fue un arquitecto extraordinariamente prolífico —autor de más de cien edificios entre universidades, viviendas, hospitales y palacios de congresos— y muy flexible a la hora de emplear distintos lenguajes arquitectónicos.
Esta cualidad explica en buena parte el éxito empresarial de su estudio fundado en 1959 y que hoy cuenta con casi 200 empleados, y su capacidad para trabajar tanto en el ámbito escandinavo —donde, además del edificio Harpa ha construido algunos de sus mejores edificios, como la Ópera de Copenhague, por la que recibió el Praemium Imperiales en 2012— o en entornos tan diferentes como Arabia Saudí, donde construyó la Embajada de su país (1988) y el Ministerio de Asuntos Exteriores en Riad (1984), obras que le valieron el Premio Aga Khan en 1989. Larsen fue capaz de compatibilizar esta hercúlea actividad profesional con su dedicación a la enseñanza, la edición —dirigió la revista Skala entre 1980 y 1990— y las actividades filantrópicas a través de la fundación que lleva su nombre.