Es difícil traducir lateness al castellano. Si se usa ‘tardío’ podría interpretarse como la última producción de un autor, asociación que este libro se encarga de negar. Coescrito entre Peter Eisenman y Elisa Iturbe, el texto redefine este concepto a través del análisis formal de las obras de tres arquitectos: Adolf Loos (Villa Karma y Villa Müller), Aldo Rossi (Gallaratese y San Cataldo) y John Hejduk (Texas Houses y Wall Houses). Todas producidas más bien en la juventud de sus autores.
Los capítulos introductorios hacen referencia al ensayo de Adorno sobre el estilo tardío en Beethoven (1937), y también al libro póstumo de Edward W. Said On Late Style (2006), donde se extiende el análisis de Adorno a creadores como Richard Strauss, Glenn Gould, Thomas Mann o Luchino Visconti. El estilo tardío no se perfila en estos precedentes como un final armonioso y sereno, sino intransigente y difícil, como muestra la complejidad y la dificultad técnica de la Missa solemnis de Beethoven. La herejía deliberada de aquel que conoce bien el canon se manifiesta con claridad en el Beethoven del que escribe Adorno, y también aparece en la obra de Peter Eisenman, que, para afirmarse, se sirve de otros autores quizás menos tardíos que él.
El análisis de estos tres arquitectos es eminentemente formal, a través de diagramas en planta y axonometrías, tal como ya hizo Eisenman en su tesis doctoral de 1963 The Formal Basis of Modern Architecture. Igual que entonces, la función, la tecnología y lo social están ausentes en favor del estudio de la articulación de las formas, aquí centrado en la búsqueda de relaciones internas poco convencionales.
En el fondo está la preocupación por el tiempo, ya que las obras analizadas parecen haber escapado al tiempo lineal de la dialéctica hegeliana. Ese otro tiempo no lineal, complejo, ambiguo y en cierto modo suspendido, es el tiempo anidado en el concepto de lateness. Para sus autores quizás sea la única posibilidad de resistir, de ser crítico hoy y siempre.