1924-2020
A la patriarcal edad de 96 años falleció en la Barcelona que le vio nacer, en una familia de la burguesía originaria de Comillas y Jerez, Federico Correa, uno de los arquitectos más importantes de la generación de posguerra en Cataluña. Se formó con profesores como Jujol y Rafols y desde muy pronto destacó por su facilidad para el dibujo, una habilidad que demostró a lo largo de su larga carrera con su socio inseparable Alfons Milà. Cercano, desde el principio, a las corrientes de renovación que soplaron hacia Cataluña desde la Italia de Gardella, Albini y Rogers, Correa fue un arquitecto tan sofisticado como pragmático que conjugó el respeto a la tradición vernácula con el compromiso moderno, y el compromiso moderno con una muy singular sensibilidad cosmopolita, cuando no directamente pop. Es difícil dar cuenta de la amplia trayectoria de este diseñador que también fue un profesor exigente y admirado, y que será recordado por obras como las tempranas casas en Cadaqués inspiradas en Coderch, la fábrica Montesa en Cornellà, los edificios Monitor y Atalaya, la ordenación de la Plaza Real y la remodelación del Estadio Olímpico —todos ellos en Barcelona— y, por supuesto, sus restaurantes Il Giardinetto y Flash Flash, escenarios pop de la gauche divine.